Quien discrepó honestamente, desde su criterio personal, sin ser parte de una campaña enemiga, no tiene por qué sentirse derrotado. La derrota es solo para los enemigos de la Patria y para aquellos que en esta hora se pusieron asalariadamente a su servicio. Los beneficios, derechos, garantías y deberes que la nueva Constitución cubana refrenda, son para todos, independientemente de cómo piensen y cómo hayan votado. Porque a todos convocó y a nadie excluyó el abierto proceso que la gestó.
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