Que una pauta esté legislada, aprobada y establecida, avalada por el extraordinario sentido común, y hasta examinada masivamente, no es garantía bastante para su cumplimiento. Las razones que conspiran contra la consumación de las mejores alternativas pueden ser diversas, pero en ningún caso deben asumirse con resignación, o con la inercia propia de mentalidades que deben ser cambiadas.
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