Luego de doce años Cuba ganó otra medalla en Juegos Panamericanos. Foto: Jit.
Tomado de Cubadebate
Cuatro años después de su última participación en un Campeonato Mundial, elbalonmano femenino de Cuba llega otra vez a una cita del orbe. En una temporada donde el bronce en los Juegos Panamericanos de Lima rompió una sequía de doce años sin subir a un podio en torneos de ese nivel, las antillanas buscarán en la ciudad japonesa de Kumamoto una actuación capaz de demostrar los progresos de un equipo sin gran historia en lides universales.
En un evento pactado entre el 30 de noviembre y el 15 de diciembre próximo, la presencia de las dirigidas por Jorge Coll tiene como principal desafío superar el puesto 23º conseguido en su última incursión mundialista. A su vez, terminar por debajo del sitial 21º implicaría firmar la mejor ubicación histórica de un equipo cubano en sus cuatro participaciones en estas lides, aunque existen otras metas no menos importantes.
Entre ellas, bien pueden señalarse lograr la primera victoria de un equipo nacional en fase de grupos, y sobre todo enseñar los beneficios de la inserción de jugadoras antillanas en clubes europeos, una práctica que en Cuba tiene en el balonmano a uno de sus principales exponentes. Objetivamente, pensar en algo más implicaría soñar demasiado.
Las criollas comparten el grupo A con los conjuntos de Noruega y Países Bajos, medallistas de plata y bronce en la última edición mundialista. Junto a ellos, las escuadras de Serbia, Eslovenia y Angola representan duros escollos, pero a todas luces son las menos difíciles de cara al desafío de buscar un triunfo.
Cuba abrirá ante Noruega en este mundial. Foto: IHF.
En sus mejores rendimientos históricos, las serbias fueron subtitulares en la edición de 2013, mientras Eslovenia consiguió un octavo puesto en 2003 y Angola una séptima plaza en 2007. Todos esos conjuntos superan a las nuestras no solo en cantidad de participaciones mundialistas, sino en roces de primer nivel.
Esa realidad la conoce a la perfección Yunisleidy Camejo, una de las jugadoras claves de la selección nacional en sus aspiraciones de mostrar el mejor rostro posible. Para la pívot del conjunto, la presencia de 14 equipos europeos dota al torneo de un altísimo nivel, pero también significa un buen momento para comprobar las potencialidades cubanas.
“Hacemos una preparación para ganar y vamos a salir a competir. Esperamos medirnos en este mundial para saber cuán lejos estamos de la realidad en nuestra disciplina. Tenemos muchas cosas por pulir y otras por aprender, pero también mucha ilusión de lograr resultados satisfactorios. La unidad que tenemos nos hace fuertes. Somos un equipo dentro y fuera de la cancha”, confesó.
Junto a ella, otras cinco jugadoras con actividad en el viejo continente tienen un peso importante en las pretensiones criollas. Se trata de la alero Naomis Márquez, la veterana Lisandra Lussón, Lorena Téllez y las prometedoras Eyatne Rizo y Gleinys Reyes, todas llamadas a demostrar ahora por qué tienen liderazgo en clubes de España, Francia e Italia.
“Desde la llegada de las profesionales nuestro equipo va cambiando en relación a otras competencias. Nuestro sistema defensivo va madurando y es más sólido. En los entrenamientos priorizamos la ofensiva, un elemento que nos golpeó en otros torneos. Nos vamos poniendo fuertes en un aspecto característico para nosotras como la rapidez, mientras tenemos jugadoras que aportan la calma y la experiencia necesarias en los momentos claves”, asegura Yunisleidy Camejo.
De acuerdo al sistema de clasificación, el titular mundial asegurará una plaza para Tokio 2020, mientras los seis países que le sigan conseguirán cupos al torneo preolímpico. Comoquiera que hasta el momento ya tienen pasajes seguros hacia el torneo bajo los cinco aros Japón, Brasil, Francia, Angola y Corea del Sur, si alguno de ellos queda ubicado en los primeros puestos otra nación ocupará el espacio vacante.
Además, el continente del país ganador obtendrá dos plazas más para ese preolímpico, la misma cifra que asegurará la región con el equipo mejor ubicado que no pertenezca al continente del titular mundial. En la práctica, eso quiere decir que Europa obtendrá otros dos cupos, pero América tiene grandes opciones de tener el mejor equipo no europeo y garantizar otros dos boletos. Y si eso sucede, Argentina y Cuba serán los agraciados.
Sin embargo, más allá de victorias, clasificaciones, ascensos o descalabros, este Campeonato Mundial debería servirle al balonmano de Cuba para fortalecer aún más sus estrategias de trabajo. Crear equipos a niveles de cadetes y juveniles, actualizar estilos de juego y abrir nuevas líneas comunicantes entre nuestras exponentes y las ligas extranjeras, serían verdaderas ganancias para un deporte que, paso a paso, intenta escalar posiciones.
La rapidez es uno de los elementos claves del juego cubano. Foto: IHF.