Una joven modelo polaca decidió caerle a martillazos y detrozar la nariz de una estatua pública con más de doscientos años de antiguedad mientras era filmada por una cómplice, con el objetivo declarado de aumentar el número de seguidores en una red social de la que era cliente. Dicen que la chica está ahora arrepentida del crimen cultural que protagonizó.
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