Por Graciela Góngora Suárez. Inmensa satisfacción sentimos cuando al recorrer el extenso territorio venezolano: populosa ciudad, cerro arriba, pueblo o pequeño barrio encontrados después de andar cientos y cientos de kilómetros, no existe un poblador que, independientemente de su edad u origen social, no pueda ofrecer amablemente señales acerca de dónde encontrar al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) más cercano, y es que esta institución, como la escuela, se ha convertido en un espacio al que todos los venezolanos tienen derecho y lo sienten como suyo.
Ver la entrada original 87 palabras más