Las sesiones de la Asamblea Nacional cubana que aprobaron la versión definitiva del proyecto de Constitución que será sometida a referéndum el próximo 24 de febrero deja varios mensajes a contracorriente de las lecturas que suelen hacerse de la realidad de la Isla por no pocos extraños y hasta por algunos propios.
Apoliticismo, ausencia de transparencia y democracia junto al rechazo mayoritario de la ciudadanía al socialismo como sistema y falta de líderes y oradores reconocidosmás allá de la generación que encabezó la Revolución en 1959 son algunos de los tics que se reiteran en no pocos medios de comunicación al hablar de Cuba, pero el debate de la nueva Constitución parece decir algo diferente.
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