Domingo Caal, abuelo de la víctima.
La muerte de una niña migrante guatemalteca de apenas 7 años de edad, ocurrida cuando estaba bajo custodia de autoridades estadounidenses, es motivo de indignación en muchos sectores y demuestra, además, la imperiosa necesidad de crear un sistema que garantice efectivamente los derechos de las personas que por diversas razones son forzadas a desplazarse de su lugar de origen.
Jakelin Caal acompañó a su padre, Nery, de 29 años, en el azaroso viaje hacia Estados Unidos con el objetivo de escapar de la pobreza que reina en su comunidad, un pequeño poblado del municipio de Raxruhá, en el norte de Guatemala.
El seis de diciembre fueron detenidos en una zona desolada de Nuevo México y varias horas después, cuando eran trasladados junto a un grupo de migrantes en un autobús, sufrió fiebre alta y vómitos; cuando llegaron a su destino había…
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