Para empezar por el principio, habría que establecer primero que el hecho de que la Venezuela Bolivariana sea noticia, no es noticia. No debería serlo. Cuando tantos medios de prensa —léase: agencias de desinformación— nos machacan minuto a minuto con las marchas y las contramarchas, las protestas y la represión, al menos tendría que aceptarse, es evidente, que hay un interés muy marcado, de gente muy poderosa, en que veamos eso, creamos en eso y aceptemos eso.
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