En noviembre de 1933 un gobierno no reconocido por Estados Unidos se tambaleaba en Cuba. A la cabeza estaba el profesor universitario Ramón Grau San Martín, que había llegado al poder tras el derrocamiento del dictador Gerardo Machado, y se debatía entre varias tendencias políticas. A la jefatura del ejército había ascendido Fulgencio Batista, quien se convertiría en el hombre fuerte de los norteamericanos en la Isla y como Ministro de Gobernación, Guerra y Marina se desempeñaba Antonio Guiteras, a quien el embajador norteamericano Caffery coincidía con su antecesor Sumner Welles en calificar de «extrema izquierda».
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