La paz está seriamente amenazada. No solo con las guerras que desangran y destruyen pueblos y naciones del Medio Oriente, el centro de Asia y algunos Estados africanos. Se lanzan bombas poderosísimas para advertir y amenazar a otros.
En la península de Corea se caldea la situación como nunca y es este, probablemente, el conflicto insoluble más prolongado de la historia contemporánea.
El mundo no puede permitir
irresponsabilidades que acaben con la preciosa vida humana con hongos nucleares que cubran un planeta que es nuestro, de todos, y no solo de quienes pueden exhibir y ejecutar sus músculos militares, negando a otros derechos soberanos e independencia nacional.
Tomado de Juventud Rebelde