Por Javier Gómez Sánchez/Sopa de Cabilla
El cine cubano vive momentos muy difíciles. Tan difíciles que ponen en peligro la existencia y consideración del arte cinematográfico como parte esencial de los logros culturales de la Revolución Cubana.
Estas dificultades no provienen de la escasez económica de un país pobre y bloqueado. No se originan tampoco en la falta de acceso a la tecnología. Y ni remotamente en una supuesta o real utilización del cine como medio de comunicación para presentar un criterio político contrario a los ideales revolucionarios. No es tampoco el asedio cultural de la industria hollywoodense, ni de la banalización de los contenidos, ni del Paquete.
Pero el proyecto de una ¨industria y artes cinematográficos¨ en Cuba sufre una hostilidad llevada hasta el límite en el propio país donde el afán y el sueño revolucionarios hizo realidad esas palabras en el nombre de una institución emblemática:…
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