Cubanas y cubanos dejarán de ser los únicos “refugiados” en el mundo que viajan de vacaciones al país donde, supuestamente, son perseguidos (1). El fin de la política de “pies secos, pies mojados” de EEUU será también el fin de una gigantesca farsa (2). A 5 de cada 6 personas que, desde La Habana, desean viajar o emigrar a EEUU, se les deniega la visa. Pero, hasta ahora, a esas mismas personas, si llegaban en una balsa, se les acogía como “refugiadas”, obteniendo permiso de trabajo, ayudas sociales y residencia al de un año (3). Mientras –recordemos- 1.200 migrantes de otros países son expulsados de EEUU… cada día (4).
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