Los padres no son perfectos, incluso los mejores, al menos perfectos según las madres. A menudo no se entienden con los peines y los lazos, y quieren que sus varones sean donjuanes tempraneros mientras aspiran a que nadie les toque a sus niñas. Hay poco que hacer con sus arranques, con su tosquedad, sus despistes, […]
a través de Las luces de Papá — La esquina de Lilith