
La MUD no es capaz de ser captador de las demandas sociales debido a un fuerte descontento con sus liderazgos y posturas
por: Rudy Alí López González *
El pasado sábado 30 de mayo, sectores de la oposición venezolana se reunieron en el este de Caracas, donde se concentran los índices socioeconómicos más altos, así como también en algunas otras ciudades del país. Sin poder definir exactamente el número de personas que salió a defender la apuesta de la derecha y realizando una valoración muy subjetiva, se puede deducir empíricamente que, en la historia de ese sector político, ya no logra convocar a las multitudinarias marchas de 2002, y que ha obligado a reconocer a sus cuadros políticos que las promesas de campaña de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no logran llegar al votante medio venezolano. Del mismo modo, la MUD no es capaz de ser captador de las demandas sociales que en Venezuela urgen, debido a un fuerte descontento con sus liderazgos y posturas.
Entre las demandas que erigió la MUD estaba la petición de libertad de los presos Leopoldo López, Antonio Ledezma y Daniel Ceballos, detenidos judicialmente por su responsabilidad en la violencia desatada en las guarimbas (barricadas) de 2014, así como también la definición de una fecha para la realización de las elecciones parlamentarias. Dicha manifestación fue convocada por López de manera personal hacía la ciudadanía identificada como oposición. Esto generó serias contradicciones en las fila de la oposición debido a la obligación de una agenda no consensuada con su directiva. Una vez más se hacen evidentes los roces entre la facción moderada y la radical en el interior de la oposición venezolana. La primera encabezada por Henrique Capriles y la segunda por López, aunque ambas tendencias tienen como objetivo el desbancar al gobierno bolivariano, así como reducir el nivel de influencia del gobernante PSUV.
La MUD realizó a mediados de mayo del presente año elecciones primarias. Estas fueron consideradas como un fracaso por parte de analistas y militantes de todo el espectro político venezolano. En esos comicios, Voluntad Popular quedó segunda con 8 candidatos, por debajo de Primero Justicia, partido de Capriles, que obtuvo 13 candidatos. La convocatoria a marchar no logró reunir un contingente importante de miembros como para generar cierto impacto en la sociedad civil, más bien corroboró que la derecha venezolana perdió la influencia para la movilización de masas luego de la seguidilla de acciones violentas que desencadenó desde el 2013.
En ese sentido han tratado de replantearse a través de un discurso que interpele a las bases populares y reposicione los liderazgos de figuras emblemáticas que perdieron peso específico, así como la aparición de un nuevo liderazgo femenino, protagonizado por la figura de las esposas de los llamados “presos políticos”. Todo lo cual debería traer como consecuencia la recuperación del sentido de unidad, así como la permanencia de la protesta en la calle que finalmente recupere a su favor a los electores desanimados, con miras a las elecciones parlamentarias a realizarse a fin de año.
No será fácil recuperar la moral para una mesa de unidad que de esto último ha demostrado carecer y cuyos líderes transitan por veredas opuestas aunque todos pretendan lo mismo. Tácitamente Venezuela asiste a una nueva reconfiguración de la derecha venezolana que deberá enfrentar este año las elecciones parlamentarias en lo que ese sector ha llamado un “proceso de transición” desde el bolivarianismo con escasos puntos a su favor en el balance coyuntural y estructural interno.
El gobierno
Mientras esto ocurre en la oposición, el Consejo Mundial del Oro, WGC (por sus siglas en inglés) dio a conocer esta semana que las reservas de oro de Venezuela ascienden a 367 toneladas, correspondiente al 69, 3 %, sosteniendo que el país Bolivariano tiene las reservas más grandes del precioso mineral más en América Latina y el puesto nro. 16 a nivel mundial. A Venezuela le sigue México con 122, 7, Brasil con 67,2; Argentina con 61,7 y Bolivia con 42,5 toneladas 10,6%.
A pesar de las grandes fortalezas que tiene la economía venezolana, como por ejemplo, una tasa de desempleo inferior a 6, una alta recaudación tributaria, misiones sociales garantizadas para el desarrollo de políticas públicas que no son del todo comprendidas por el resto de países pero que tienen su propia lógica para el concierto nacional, no logra resolver los problemas que ha acarreado en la sociedad la llamada “guerra económica”, tocará resolver el tema de precio y producción, de distribución y escasez, enfrentando con autocrítica lo que corresponda en función de disminuir la incidencia de filas frente a los establecimientos comerciales, mejorar la distribución de los productos de primera necesidad y equilibrar la permanente fluctuación del sistema monetario. Este es uno de los dos puntos débiles del gobierno revolucionario, el otro es la creciente inseguridad que asociada a la guerra económica plantea un importante reto al gobierno de Maduro.
Muy a su pesar, la derecha no ha sabido obtener réditos de sus propias estrategias de guerra económica, comunicacional y hasta psicológica, y termina fracasando ante la resistencia de los chavistas que enfrentan el temporal convencidos que la situación mejorará a la par que se restablezca el precio del petróleo y se consolide el gobierno de Maduro. Señala el político venezolano Julio Escalona en una columna escrita en la web El Joropo que: “La guerra contemporánea ha redefinido el campo de batalla. Por ejemplo, la guerra es mundial y permanente con variantes en cada país; el centro no está solo en el lugar donde los soldados se matan, sino en la complejidad de la guerra electrónica, cibernética, robótica, la acción terrorista de mercenarios, la acción desestabilizadora que crea caos, miedo, inseguridad, desabastecimiento…”
Desafíos
Los retos que se vienen para el país de Bolívar y Chávez son trascendentales y la región latinoamericana, los Estados Unidos y, en general, el mundo, están atentos a lo que sucederá en este año electoral en el que se define una nueva Asamblea Nacional que legislará por los próximos cinco años. Mientras, el oficialismo ya comenzó su proceso interno de elección democrática de los candidatos que competirán contra la oposición. En estos comicios se verá por primera vez un proceso con características peculiares como el de la participación de los jóvenes y las mujeres en porciones iguales a la de los adultos y hombres. Cincuenta por ciento de estas candidaturas son hombre y cincuenta por ciento mujeres. La mitad de cada uno deberá tener menos de 30 años de edad, lo que permite entregar a una nueva camada de la sociedad civil organizada en distintos espacios la responsabilidad de acompañar la revolución por un quinquenio más de los revolucionarios en el Capitolio, como se conoce al edificio emblemático donde sesionan los asambleístas venezolanos.
En conclusión, a la par que combate el boicot de los grupos de poder derechistas, identificados como precursores de la guerra económica, el gobierno de Maduro deberá enfrentar a una oposición dispuesta a retomar la violencia en las calles –a pesar de la develación de sus planes– con la intención de sabotear las elecciones de Parlamento para lo cual aún no han definido estrategia clara que signifique la adhesión de grandes mayorías de electores.
Analista político chileno-venezolano.