Por Ana María Radaelli*
En una, el imperio del horror y el espanto. En la otra, la promesa palpable de un mundo donde las palabras justicia, solidaridad, altruismo, amor, equidad, integren nuestro vocabulario cotidiano
Dos noticias, aparecidas casi simultáneamente, me instan a redactar este comentario, para mí ineludible.
La primera me llega desde Buenos Aires, por la vía de Página 12.
“El último nieto recuperado nació durante el cautiverio de su madre. En el campo de exterminio que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada, en una de sus cuatro maternidades clandestinas nació el nieto 116, que hoy recupera su identidad. Su mamá, Ana Rubel, lo tuvo a los siete meses de embarazo. Nada más se supo de ella, que junto a su pareja, Hugo Castro, permanecen desaparecidos. Ana de Castro llegó a la ESMA embarazada de dos meses, fue torturada y a los siete meses le…
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